
P. Humberto Palma Orellana
Educación superior: vocación, entusiasmo y deserción
13.05.2014 15:17Estimados Padres y Apoderados, en este encuentro quiero invitarles a reflexionar y conversar sobre el futuro vocacional y educacional de sus hijos, pues en la medida que ese momento se acerque aumentarán las inquietudes. Pero es también importante recordar que los jóvenes que egresan de la enseñanza media hoy son bastante diversos de los que lo hacían hace 15 ó 20 años atrás. ¿Hasta dónde conocen la generación de sus hijos? ¿Y hasta dónde conocen la cultura en la que ellos se mueven? Todo ello pesa en su futuro vocacional.
¿Qué estás haciendo en este momento de tu vida? ¿Estás en algo que te apasiona, o en algo con lo que debes cumplir aunque de buena ganas harías otra cosa? En su célebre discurso a los jóvenes de la Universidad de Stanford el 2005, Steve Jobs, Fundador de Apple, les decía, entre otras cosas, que ellos deberían estar tras las huellas de un trabajo en donde se sintiesen totalmente a gusto: “deben amar aquello que hacen”, les decía. Ellos escuchaban y aplaudían a un gurú que les hablaba en su propio idioma. La atención no se debía sólo a que el locutor fuese un conocido personaje, sino también a que el contenido de sus palabras encontraban pleno sentido en el corazón de esos jóvenes, todos ellos pertenecientes a la misma generación de quienes hoy enfrentan la educación superior y el desafío de insertarse en el mundo laboral: es la llamada Generación Milenio. Conocer lo que les caracteriza, qué piensan, cómo viven y cómo se proyectan en el mundo laboral es un deber de toda familia con hijos en edad de abandonar el nido.
Por otro lado, quienes egresan de la educación secundaria se ven expuestos a cambios que generan angustia y estrés, y no sólo a ellos sino también a sus padres. La angustia y estrés tiene que ver con el cambio de domicilio; con dejar amigos y pololas; enfrentar nuevas rutinas y escenarios que deslumbran, pero también desafían; la sensación de independencia puede encantarles, pero al mismo tiempo genera temores, sobre todo por el deber de hacerse cargo de su libertad. Pero existe una amenaza aún mayor: el fracaso en la educación superior, y con ello la posibilidad de defraudar a la familia.
En este café pedagógico conoceremos algo más de esta generación Milenio, de sus aspiraciones vocacionales y laborales, pero también la realidad del temido fracaso. Todo ello nos conduce necesariamente a situarnos ante un ejercicio para el cual no siempre estamos preparados: escuchar a los jóvenes, especialmente en esta etapa de discernimiento vocacional. Cuando sabemos escuchar, el fracaso se convierte en oportunidad para crecer.
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