Familia y valores, un desafío urgente

Estimados Padres y Apoderados, en nuestra primera Escuela para Padres de este año revisamos la relación Familia-Colegio, analizando principalmente los grados y formas de participación de ésta en el proceso de formación. Ahora daremos un paso más, para mirar cuál es su aporte específico de cara a los valores en los que educamos. Pero antes deseamos invitar nuevamente a la “apertura mental”, especialmente a esos papás y mamás que siguen relacionándose en forma inadecuada con la Comunidad Educativa; nos referimos a ese estilo confrontacional y nunca colaborativo. En estos casos, a Dios gracias en número muy reducidos, la posibilidad de un trabajo efectivo en favor de los alumnos se hace casi nula. Se observa en ellos un patrón común: responsabilizar unilateralmente a los profesores o al Colegio de los fracasos de los hijos; nunca asumir fracasos familiares, hábitos o conductas que terminan perjudicando a los hijos; concluir que los alumnos exitosos basan sus logros en que los profesores “les tienen buena”, y que detrás del fracaso de otros está el hecho que “los profesores les tienen mala”; intentos de generalizar situaciones o experiencias negativas. Al parecer estamos enfrentando una actitud que se da en la gran mayoría de las unidades educativas del País y en todos los niveles sociales, y que tiene que ver con la incapacidad de asumir roles parentales claros, responsables y bien definidos. Ya lo decía Pilar Sordo: “Nos hemos ido retirando del frente que implica ser autoridad para nuestros hijos, se nos olvidó ser autoridad. Se nos olvidó que como padres nuestra función primordial es educar a nuestros hijos”. Es imperioso reflexionar al respecto para poder crecer en estos lazos de comunión Familia-Colegio, que tanto benefician a los estudiantes, sobre todo al momento de educar en valores. Pasemos, ahora, a explicitar qué entendemos por familia y valores.

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